En estos últimos días, cada vez que te pones a leer un periódico te encuentras un nuevo caso de fraude en el sector bancario, de quiebra en alguna inmobiliaria, de posible concurso de acreedores (acogerse al capítulo 11 lo llaman en EEUU)... con esto me gustaría hacer una reflexión sobre si hay que confiar en el país o no; la crisis, ya descrita por basureros, camareros, comerciales, gerentes y sras. de la limpieza es pública desde hace unos meses y a partir de los días 15 de cada mes es notable en las calles. Para el alcohólico, lo primero que hay que hacer, es reconocer el problema y aceptarlo y lo segundo es poner remedio a la situación; el señor presidente ZP ni lo ha reconocido con lo que ya vendrán las medidas a tomar tarde y mal. La Reserva Federal por lo menos actúa o lo intenta bajando los tipos agresivamente aunque esté equivocada pues no es mas que poner parches a un siete del jersey. El aluvión de impagos en hipotecas es sólo cuestión de tiempo y la bajada del precio de los inmuebles es latente, pero hay otro problema y es que el gran público no entiende que estamos en la primera etapa de una auténtica crisis que esta vez viene provocada por la gran burbuja inmobiliaria que se ha creado en los últimos años; lo mas probable es que la situacíón empeore en el próximo año y medio con la liquidez existente por los suelos y la refinanciación y unificación de créditos en auge.
En un futuro no muy lejano veremos cómo la compra de una casa pasa de generación a generación y los bancos que no se hayan nacionalizado viviran gracias a la refinanciación de las deudas y no del ahorro del pueblo como antiguamente.
¿Será como una posguerra? esperemos que no, que las medidas a tomar sean lo menos traumáticas para los ciudadanos pero que paguen los que se hayan excedido para vivir por encima de sus posiblidades o para querer multiplicar sus beneficios sin arriesgar un euro.
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